Fortalezas
¿Qué es una Fortaleza Personal?
Una Fortaleza Personal es un punto fuerte de personalidad, una virtud
del ser humano. Existen veinticuatro fortalezas englobadas
dentro de seis virtudes consideradas universales (Seligman, 2002); las fortalezas que se poseen son entrenables, son maleables (Seligman, 2002);
es algo que nos define, un rasgo con cierto grado de generalidad en las
situaciones y con estabilidad a través del tiempo, pero también es mejorable.
¿Qué taxonomía y metodología aplicamos?
El trabajo terapeútico sobre fortalezas personales sigue el
mismo patrón teórico que engloba el objetivo de la propia Psicología Positiva;
para conseguir los objetivos personales de bienestar, felicidad y crecimiento,
puede ser más útil, como indican Giménez, Vázquez y Hervás (Giménez, Vázquez y
Hervás, 2010) “usar la vía del
reconocimiento de las fortalezas ya existentes y la puesta en funcionamiento de
las mismas en una variedad de ámbitos” que el
hecho de centrarse en los déficits o características negativas
personales.
La
conceptualización que seguimos en nuestro equipo es la de la taxonomía de Peterson y Seligman (Peterson y
Seligman, 2004), que organiza un total de veinticuatro fortalezas distintas en un
sistema de clasificación, (denominado Virtues in Action classification; VIA)
con seis virtudes supraordinales. En consonancia con la taxonomía VIA sobre
fortalezas, también en nuestro programa se sigue el uso del
Test VIA para Fortalezas Personales.
¿Por qué realizar un trabajo terapéutico desde las Fortalezas Personales?
El cuestionario VIA ha sido y sigue siendo
crecientemente fructífero en la investigación psicológica, quedando demostrada
una evidencia, preliminar, sugerida, de la efectividad del propio cuestionario
VIA como una intervención capaz de favorecer estados de felicidad y de
consistir en un factor de protección frente a la depresión (Seligman et al.,
2005). Por otro lado, en cuanto al uso de las fortalezas personales, éstas se relacionan
en la edad adolescente con un aumento en la satisfacción vital, en la
autoestima y el afecto positivo, y un decremento en aparición de depresión y
estrés (Giménez, 2010); más allá de en la adolescencia, existe evidencia de la
existencia en las fortalezas de “valentía”, “esperanza”, “curiosidad” y
“gratitud” de una mayor relación con la satisfacción con la propia vida, la
vitalidad subjetiva, la satisfacción con la autonomía personal, y, general, con
una sentida provista de mayor sentido y significancia (Brdar y Kashdan, 2010).
De forma complementaria, las fortalezas juegan un papel importante en cuanto a
la percepción de un crecimiento personal psicológico tras la experimentación de
un suceso adverso (Peterson et al., 2008); y la aplicación y uso de las
fortalezas personales durante actividades cotidianas supone un mejor progreso
hacia la consecución de objetivos y metas personales, lo que se encuentra a su
vez asociado con un aumento del bienestar psicológico (Linley et al, 2010;
Proctor, Maltby y Linley , 2011).