Emociones positivas: recursos intelectuales y sociales.


Uno de los principales efectos derivados de experienciar afectos positivos, quizás el más importante, es la utilidad vital a corto y a largo plazo de las emociones positivas, basándonos en el concepto de Barbara Fredrickson (Fredrickson, 2005).

Las emociones positivas tienen la gran utilidad de ampliar nuestras colecciones de pensamientos y conductas, y de permitir construir depósitos, inversiones, de recursos afectivos, sociales, etc, disponibles para ser usados cuando los necesitemos (como momentos de un trance difícil o problemas interpersonales, por ejemplo). En otras palabras: la Teoría de Construcción y Ampliación de las emociones positivas propone que éstas son capaces de amplificar y extender las capacidades atencionales de las personas (Derryberry y Tucker, 1994; Rowe, Hirsh y Anderson, 2007), de expandir sus procesos cognitivos y consecuentemente de incrementar el repertorio de recursos intelectuales y sociales de las personas que las experimentan (Fredrickson, 2005); así, las emociones positivas posibilitan ampliar el contexto cognitivo: el repertorio de pensamientos y conductas del que se dispone y permite poseer mayor creatividad a la hora de elaborar planes de acción.
Existe evidencia científica de que la vivencia de emociones positivas flexibiliza los patrones y esquemas de pensamiento, haciéndolos más creativos y sujetos a feedback externo (Isen, 1987), y formando, por tanto, depósitos o reservas psicológicas que permiten la posibilidad de desarrollo y crecimiento personal (Fredrickson, 2001).

Las emociones negativas, como miedo, ira, disgusto, conducen a un estrechamiento de la atención y de la percepción que se manifiesta en una conducta rígida: o se huye de la situación o se confronta. Las emociones positivas, en cambio, conducen a una mayor flexibilidad cognitiva y amplían el rango de comportamientos posibles. Ya que en muchas personas que acuden a un tratamiento psicológico se se observa una ocasional rigidez cognitiva y de comportamiento, y una presencia situacional de volatilidad emocional, es totalmente recomendable trabajar terapeúticamente en el concepto de que las emociones son por naturaleza fenómenos temporales restringidos, vienen y van, pero que las conductas y las formas de pensar que se siguen de experienciar emociones positivas son recursos de comportamiento estables y duraderos en el tiempo; recursos, habilidades personales expandidas, que almacenamos durante mucho tiempo.
Cita bibliográfica para curiosear: Fredrickson, B. L. (in press). Positive emotions broaden and build. In E. Ashby Plant & P.G. Devine (Eds.), Advances on Experimental Social Psychology, Volume 47.
Muy interesante conocer de qué modo las emociones positivas se articulan como un recurso para la flexibilidad mental. Enhorabuena por el blog, en general. Les invitamos a pasar por nuestra página acerca de Rehabilitación Psicosocial: http://gritandoenblogbaja.wordpress.com/
Un saludo
¡Muchas gracias por el comentario! Viendo vuestro trabajo, seguro que estamos de acuerdo en que esta función de las emociones positivas en tanto aumento del repertorio de recursos intelectuales y sociales tiene mucho que ver con los objetivos de la RPS, ¿verdad?.
enhorabuena por vuestro blog os invitamos a ver el nuestro rey ardid calatayud
Gracias, Patricia! el vuestro es "crapcalatayud.blogspot.com.es", ¿verdad?