Hoy: el ejercicio de "las vacaciones diarias"
Os recordamos un ejercicio dedicada a aumentar el disfrute que sintamos en actividades cotidianas, de todo el día. Es el ejercicio de las vacaciones diarias, un ejercicio propuesto por Bryant y Veroff en un libro estupendo, y sus pasos son:
1. Primer paso: elegir unos minutos al día.
Elegimos unos minutos al día, durante una semana, durante los cuales pasaremos un tiempo haciendo algo que encontremos agradable, disfrutable, durante al menos 20 minutos. Esta actividad puede ser: ir a dar un paseo, sentarse con tranquilidad en un parque o lugar agradable, leer un libro, regalarnos un café o un té, salir a comer por ahí de menú, visitar un museo o una galería de arte, ir al cine, darnos una ducha o un baño relajante, pasar tiempo con un amigo, mirar una puesta de sol o un amanecer: la actividad que nosotros elijamos. Esfuérzate en ser creativo en encontrar fuentes y motivos de disfrute, y esfuérzate, cuando las hayas encontrado, en saborearlas. Este ejercicio funciona mejor si no usamos la misma actividad todos los días, si buscamos una serie de actividades diferentes
2. Segundo paso: vivir sin juzgar.
Antes de empezar cada “minutos al día de vacaciones”, asegúrate de aplicar los ejercicios que vimos en el anterior taller para dejar a un lado, un rato, nuestras preocupaciones y obligaciones, y asegúrate también de que mientras realices la actividad no suceda nada que te distraiga. Acuérdate de no valorar ni juzgar mientras haces la actividad, son simplemente ver las cosas como si fueran la primera vez que ocurren y en concéntrate en lo que estás sintiendo en ese momento y en esa situación.
3. Tercer paso: construir un recuerdo emocional.
Mientras estás realizando la actividad, intenta darte cuenta y memorizar cada estímulo, cada cosa agradable que percibas, y además cada sensación que encuentras agradable. Identifica tus emociones agradables y nómbralas, en palabras, mentalmente o en voz baja. Se trata de que construyas activamente un recuerdo de las sensaciones y de las cosas asociadas a esas sensaciones: cierra los ojos, deja que tus emociones y sensaciones floten dentro de ti. Al final de esos minutos (por ejemplo, si estamos en el sábado) planifica qué actividad harás al día siguiente (por ejemplo, el domingo) y comienza a planificarla. Antes de irte a dormir, recuerda a propósito la actividad agradable que realizaste y rememora las emociones agradables, los sentimientos positivos, que saboreaste.
Cuarto paso: contraste hedónico.
Al finalizar la semana, tras haber realizado 7 actividades agradables, intenta recordar cuáles fueron esas actividades de cada día, e intenta volver a sentir aquellas emociones y sensaciones que tuviste en cada una. Requiere un esfuerzo… ¡pero se puede conseguir! Compara cómo te sentiste durante aquellas actividades y cómo te sientes ahora con cómo te sueles sentir normalmente durante una semana cotidiana y típica de tu vida.
1. Primer paso: elegir unos minutos al día.
Elegimos unos minutos al día, durante una semana, durante los cuales pasaremos un tiempo haciendo algo que encontremos agradable, disfrutable, durante al menos 20 minutos. Esta actividad puede ser: ir a dar un paseo, sentarse con tranquilidad en un parque o lugar agradable, leer un libro, regalarnos un café o un té, salir a comer por ahí de menú, visitar un museo o una galería de arte, ir al cine, darnos una ducha o un baño relajante, pasar tiempo con un amigo, mirar una puesta de sol o un amanecer: la actividad que nosotros elijamos. Esfuérzate en ser creativo en encontrar fuentes y motivos de disfrute, y esfuérzate, cuando las hayas encontrado, en saborearlas. Este ejercicio funciona mejor si no usamos la misma actividad todos los días, si buscamos una serie de actividades diferentes
2. Segundo paso: vivir sin juzgar.
Antes de empezar cada “minutos al día de vacaciones”, asegúrate de aplicar los ejercicios que vimos en el anterior taller para dejar a un lado, un rato, nuestras preocupaciones y obligaciones, y asegúrate también de que mientras realices la actividad no suceda nada que te distraiga. Acuérdate de no valorar ni juzgar mientras haces la actividad, son simplemente ver las cosas como si fueran la primera vez que ocurren y en concéntrate en lo que estás sintiendo en ese momento y en esa situación.
3. Tercer paso: construir un recuerdo emocional.
Mientras estás realizando la actividad, intenta darte cuenta y memorizar cada estímulo, cada cosa agradable que percibas, y además cada sensación que encuentras agradable. Identifica tus emociones agradables y nómbralas, en palabras, mentalmente o en voz baja. Se trata de que construyas activamente un recuerdo de las sensaciones y de las cosas asociadas a esas sensaciones: cierra los ojos, deja que tus emociones y sensaciones floten dentro de ti. Al final de esos minutos (por ejemplo, si estamos en el sábado) planifica qué actividad harás al día siguiente (por ejemplo, el domingo) y comienza a planificarla. Antes de irte a dormir, recuerda a propósito la actividad agradable que realizaste y rememora las emociones agradables, los sentimientos positivos, que saboreaste.
Cuarto paso: contraste hedónico.
Al finalizar la semana, tras haber realizado 7 actividades agradables, intenta recordar cuáles fueron esas actividades de cada día, e intenta volver a sentir aquellas emociones y sensaciones que tuviste en cada una. Requiere un esfuerzo… ¡pero se puede conseguir! Compara cómo te sentiste durante aquellas actividades y cómo te sientes ahora con cómo te sueles sentir normalmente durante una semana cotidiana y típica de tu vida.
Y recuerda:
Compartir con otros: Consiste en compartir con otras personas el momento y contarles lo que significa la experiencia. Para experimentar más disfrute y obtener un alto efecto desde una experiencia positiva se puede compartir el momento disfrutado con otros. Comunicando ésta logramos que se haga “más real".
Guardarlo en memoria: Esta técnica busca establecer recuerdos a modo de fotografías mentales del momento o llevarse objetos del lugar para después rememorar. Aprovechar lo máximo de una experiencia agradable supone llevarnos algo de ella con nosotros: así, de antemano planearemos que nos llevaremos algo de esa situación, y de esta manera nos podremos concentrar en el momento y saborearlo.
Autoelogio: Consiste en aceptar el orgullo y recordar el tiempo que se ha esperado para que el suceso ocurra. No des por hecho cualquier cumplido ni cualquier éxito. Siéntete orgulloso por lo que logras, a veces es bueno “darse un golpecito en la espalda, de felicitación, a uno mismo” tras haber hecho algo bien.
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